sábado, 16 de febrero de 2019

Charles Quint Blonde Dorée, la cerveza del emperador


La cerveza que os traemos hoy se fabrica en Bélgica, pero está dedicada a un personaje que, si bien nació en la ciudad belga de Gante, fue especialmente relevante para la historia de España. La cerveza en cuestión es Charles Quint Blonde Dorée (también llamada Keizer Karel Goud Blond), elaborada por la compañía belga Haacht, y el personaje es Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, hijo de Juana "la Loca" (y por tanto nieto de los Reyes Católicos) y Felipe "el Hermoso", y padre de Felipe II (ese en cuyo imperio nunca se ponía el sol). Tal vez os preguntéis por qué han dedicado esta cerveza (y las otras dos que se comercializan con esta marca, Charles Quint Rouge Rubis y Charles Quint Ommegang) al primero de "los Austrias". Pues resulta que Carlos I, tal y como cabría esperar de alguien nacido en Bélgica, era un gran amante de la cerveza. De hecho, se considera que Carlos I fue uno de los mayores impulsores del consumo de cerveza en nuestro país. Si bien esta bebida ya era conocida en España antes de su llegada, su producción y consumo no comenzó a ganar cierta importancia hasta dicho momento. Tal era la pasión del monarca por esta bebida que, cuando vino a España para ser coronado, trajo consigo a toda una corte de maestros cerveceros. Además, Carlos I hacía importar barriles de cerveza procedentes de Flandes y Alemania para satisfacer su sed, y también mandó construir una fábrica de cerveza en el Monasterio de Yuste, situado en la provincia de Cáceres, lugar en el que pasó los últimos meses de su vida tras haber abdicado del trono. Veamos si esta cerveza hace honor a tan ilustre personaje.

Servimos esta cerveza y nos encontramos con un color dorado, perfectamente transparente, coronada por una capa de espuma de tamaño mediano y color blanco hueso que desaparece en poco tiempo. En su aroma distinguimos un toque maltoso de miel, aunque la protagonista es la levadura con notas de bizcocho y plátano. En boca resulta ligera y su sabor se caracteriza por un dulzor moderado rematado con un final suavemente amargo, todo ello envuelto en una calidez alcohólica bastante fuerte. De nuevo recuerda a bizcocho, con toques maltosos, aunque predominan las notas afrutadas.

Una rica cerveza, sin llegar a ser tan buena como otras representantes de este estilo, en las cuales su relativamente alto contenido en alcohol suele estar mejor integrado. En la mesa puede acompañar a platos de diferente índole, siempre y cuando tengan sabores intensos.

Estilo: Belgian Golden Strong Ale
ABV: 8,5 %