miércoles, 31 de enero de 2018

Straffe Hendrik Quadrupel, una auténtica joya belga


La cervecera De Halve Maan (en holandés "la media luna") es la última que queda en activo en el centro de la bella ciudad belga de Brugge, más conocida como Brujas en español. Se tiene constancia de que esta fábrica ya estaba en funcionamiento en 1546, y desde 1856 pertenece a sus actuales propietarios, la familia Maes-Vanneste. En la actualidad, De Halve Maan produce cerveza bajo dos marcas diferentes, cada una de las cuales incluye dos referencias permanentes. Las dos cervezas más "suaves", una Belgian Blond Ale y una Belgian Dubbel, se comercializan con la marca Brugse Zot. Y por otro lado está Straffe Hendrik, la marca que lucen las cervezas de mayor graduación, una Belgian Tripel de 9 % ABV y la cerveza a la que está dedicada esta entrada, la mayor de la familia: Straffe Hendrik Quadrupel 11°. Esta cerveza, lanzada por De Halve Maan en 2010, pertenece al estilo Belgian Dark Strong Ale, más conocido como Quadrupel por los amantes de las cervezas de abadía, y se encuentra entre las mejor valoradas dentro del mismo. Eso es mucho decir, sobre todo si consideramos la gran variedad existente de magníficas cervezas belgas de abadía y lo exigentes que son los entendidos en las mismas. Más aun si tenemos en cuenta que a este estilo en concreto pertenecen algunas de las mejores cervezas del mundo, con las cuales la Straffe Hendrik Quadrupel compite de igual a igual.

Esta cerveza es de un intenso color castaño oscuro con reflejos rojizos, coronada por una gruesa y cremosa capa de espuma de color beige, densa y persistente. Su aroma es delicioso y complejo, muy influenciado por la levadura, con notas de plátano, especias, pan, caramelo y un suave toque licoroso. Presenta un cuerpo entre ligero y medio, sobre el que se apoya su intenso sabor, dominado por el dulzor aunque con un punto de amargor final que aporta cierto equilibrio. En el paladar se hace notar de nuevo su carácter decididamente complejo. Las notas dominantes son el chocolate y el cacao, acompañados de pan tostado, levadura, caramelo, hierbas, anís y otras especias. También se percibe cierta calidez alcohólica, aunque el 11 % ABV de esta cerveza está perfectamente integrado.

Sin duda un cervezón, un placer para los sentidos, sobre todos para los fans de los estilos belgas de abadía. Se trata probablemente de una de las mejores Quadrupels que existen, una joya que en la mesa puede acompañar de forma magistral a carnes rojas a la plancha o guisadas, setas, quesos cremosos e incluso postres suaves de chocolate.

Estilo: Belgian Dark Strong Ale
ABV: 11,0 %
Amargor: 35 IBU

miércoles, 24 de enero de 2018

Guinness Original, un guiño histórico de la marca más famosa del mundo


Hoy toca probar un verdadero clásico, Guinness Original, una de las Dry Stouts de la marca que ha popularizado este estilo de origen irlandés por todo el mundo. Y es que en Irlanda cerveza es casi sinónimo de Guinness, y en el resto del mundo Guinness es sinónimo de Irlanda, y viceversa. Pocas cervezas, por no decir ninguna, tienen un carácter tan simbólico y un vínculo geográfico y social tan marcado como Guinness, en parte porque pocas han tenido o tienen un marketing tan bueno como el de esta marca. Tanto es así que la Guinness Storehouse, el museo ubicado en St. James's Gate, en pleno centro de Dublín, junto a la fábrica fundada en 1759, es la mayor atracción turística de la ciudad. Una de las señas de identidad de Guinness es que todas sus cervezas se siguen elaborando en St. James's Gate, pero la verdad es que se consume demasiada Guinnes alrededor del mundo como para que esto sea totalmente cierto. Según cuentan (ojo, no tenemos información precisa ni verificada respecto a este punto), en la vieja fábrica de Dublín se elabora un concentrado de mosto que después es distribuido a diferentes cerveceras de todo el mundo, donde es diluido para luego llevar a cabo el proceso de fermentación. En el caso de la cerveza que probamos hoy, su etiqueta indica que ha sido producida en Bélgica, eso sí, "bajo la supervisión" de Guinness & Co. Dejando a un lado los detalles acerca de su procedencia, la Guinness Original es una Irish Dry Stout al igual que la archiconocida Guinness Draught, el paradigma de este estilo, de la cual la separan sutiles diferencias. Según Guinness, esta cerveza está basada en una receta de 1821, la Guinness Superior Porter, precursora de todas las Guinness que conocemos hoy en día.

Se trata de una cerveza de color caoba intenso, casi negro, con reflejos rojizos. La espuma, de color canela, es más bien escasa y desde luego muy poco persistente. En nariz encontramos un aroma marcadamente maltoso, agradable aunque sin ser nada espectacular. Predominan el regaliz y el torrefacto, acompañados de notas de cacao, café y caramelo, además de un ligero toque de frutas rojas. La sensación en boca es de cuerpo entre medio y denso. En cuanto al sabor, la entrada se caracteriza por un marcado dulzor maltoso, mientras que el final es amargo y seco con recuerdos a cacao. En general, notas de cacao, torrefacto, regaliz, café y pan son las que dominan en el paladar.

En fin, no es ninguna obra maestra pero tampoco está nada mal, se trata de una cerveza perfectamente correcta para su estilo. Hay varias posibilidades muy diferentes para maridar este clásico, desde guisos de carne a postres a base de chocolate, sin olvidarse de la sorprendentemente buena pareja que hacen algunos mariscos con las Dry Stouts.

Estilo: Irish Dry Stout
ABV: 5,0%
Maltas: Malta de cebada y cebada tostada

lunes, 15 de enero de 2018

Achel 8° Blond, insignia de una abadía renacida de sus cenizas


Si bien actualmente hay 11 cerveceras de 5 países diferentes distinguidas con el sello "Authentic Trappist Product" de la Asociación Internacional Trapense, la mayoría nos hemos "criado" en este mundillo oyendo hablar de sólo 7 cerveceras trapenses, casi todas belgas (siendo la única excepción la holandesa Bierbrouwerij De Koningshoeven, más conocida por su marca "La Trappe"). Una de esas 7 cerveceras trapenses originales es la Brouwerij der Sint-Benedictusabdij de Achelse Kluis, un nombre que quizá no os suene mucho, aunque es probable que la cosa cambie si aclaramos que se trata de la artífice de las cervezas Achel. La historia de la abadía Sint-Benedictusabdij de Achelse Kluis, ubicada en la localidad belga de Achel (muy próxima a la frontera con los Países Bajos), se remonta al año 1648, aunque la producción de cerveza en la misma no comenzó hasta 1852. Lamentablemente, no sólo la producción de cerveza, sino toda la actividad de la abadía cesó en 1914, año en que los monjes se vieron obligados a abandonarla debido a la ocupación alemana durante la Primera Guerra Mundial. Los alemanes desmantelaron la cervecera poco después, en 1917, para apropiarse del cobre con el que estaban construidos los tanques para la elaboración de cerveza. Tras la Segunda Guerra Mundial, entre 1946 y 1952, se construyó una nueva abadía, aunque la cervecera no fue reconstruida hasta 1998. La cerveza que vamos a probar hoy, Achel 8° Blond, empezó a producirse poco después, en el año 2001, y hoy en día es la referencia más conocida de Achel. 

Esta cerveza trapense es de un intenso color dorado y casi transparente pues está filtrada, aunque no pasteurizada, de modo que mantiene algo de levadura viva en su interior. Su espuma de color blanco hueso es abundante y persistente. En nariz nos ofrece un agradable aroma especiado con notas frutales y toques de bizcocho y tofe. Ya en boca encontramos que tiene un cuerpo sedoso, entre ligero y medio, y que su 8 % de alcohol está perfectamente integrado. Su sabor está protagonizado por un dulzor suave, acompañado de un ligero amargor. En el paladar predominan el bizcocho y las notas frutales.

Desde luego una cerveza realmente rica, pero también peligrosa. Su textura sedosa y su sabor suave te enganchan y cada trago pide uno más, pero no olvidéis que no es precisamente una cerveza de sesión. Por ese motivo, lo mejor es que no la toméis sola, un acompañamiento ideal será una tabla de quesos, especialmente con quesos fuertes y grasos.

Estilo: Belgian Golden Strong Ale
ABV: 8,0 %
Amargor: 20 IBU

lunes, 1 de enero de 2018

Aventinus: un nombre histórico, dos grandes cervezas


No es la primera vez (ni será la última, seguramente) que hablamos de Schneider Weisse, una de nuestras cerveceras favoritas en lo que a cerveza de trigo se refiere. Hasta el momento les habíamos dedicado nada menos que cuatro entradas (TAP1, TAP2, TAP5 y TAP7), y sin embargo nunca habíamos hablado de dos de sus cervezas más conocidas y emblemáticas: las Aventinus. Estas dos complejas e intensas cervezas deben su nombre a Johannes Aventinus, seudónimo de Johann Georg Turmair, un relevante historiador, humanista y filólogo alemán cuyo retrato solía aparecer en las etiquetas de estas cervezas, y que a su vez utilizaba el nombre Aventinus por tratarse de la versión latinizada del topónimo de su lugar de nacimiento, la ciudad bávara de Abensberg. La primera de estas dos joyas es TAP 6 Unser Aventinus, producida por primera vez en 1907, lo que la convierte en la primera Doppelbock de trigo con fermentación tipo Ale de la historia, o dicho de otra forma, la fundadora del estilo Weizenbock. Por otra parte tenemos la Aventinus Eisbock, nacida casi un siglo más tarde, en 2002, como una versión Eisbock de la Aventinus original. Para elaborar esta cerveza se toma como base una Weizenbock, que es sometida al auténtico proceso de destilado por congelación propio de las Eisbock, lo que la hace aun más intensa y elimina la fase de fermentación en botella. Por este motivo, podéis encontrarla clasificada en cualquiera de estos dos estilos, siendo en realidad una mezcla de ambos. 

TAP 6 - Unser Aventinus


Se trata de una cerveza de intenso color castaño oscuro, coronada por una capa mediana de espuma de burbuja fina, cremosa y persistente, de color entre blanco hueso y beige claro. Su aroma está claramente dominado por el plátano en un principio, pero según va ganando temperatura se abren paso otras notas frutales y un marcado toque de pan, además de suaves recuerdos a licor y especias. En boca nos ofrece sensaciones intensas, con un cuerpo de medio a denso y un sabor fuerte, marcadamente dulce aunque sin empalagar, y con cierta calidez alcohólica. En el paladar apreciamos una rica gama de notas como caramelo, licor, fruta madura, vainilla, bizcocho y hasta un suave toque de pimienta.

La TAP 6 es cálida y sedosa, auténtico pan líquido, una verdadera delicia para los amantes de las cervezas de trigo que gusten de las sensaciones fuertes. Además, es un excelente acompañamiento para carnes rojas asadas o quesos azules.

Estilo: Weizenbock
ABV: 8,2%
Amargor: 16 IBU
Lúpulos: Hallertauer y Herkules
Cereales: Maltas de trigo y cebada al 50%


Aventinus Eisbock


De nuevo encontramos un color castaño oscuro, perfectamente transparente, sin turbidez. Su espuma, de color beige claro, es más bien escasa y poco persistente. En nariz nos ofrece un aroma fuerte y complejo, dominado por notas licorosas, oporto y notas especiadas como el anís, con toques de frutas rojas, chocolate, caramelo y ligeros recuerdos a ahumado y chicle. En boca presenta un cuerpo denso, meloso, y un intenso sabor predominantemente dulce, envuelto en una calidez alcohólica marcada pero bien integrada. Dominan de nuevo el licor y las hierbas y especias, acompañadas de toques de chocolate, caramelo y oporto.

Otro auténtico cervezón, deliciosamente compleja y con un punto más de intensidad que la TAP 6. Para acompañarla, resultan ideales los postres de sabor complejo, preferiblemente postres calientes. Un buen strudel, Christmas pudding o algún dulce a base de mazapán y chocolate serán buenas elecciones.

Estilo: Weizenbock - Eisbock
ABV: 12,0 %
Amargor: 15 IBU
Lúpulos: Hallertauer y Herkules
Cereales: Maltas de trigo y cebada